Lilly Goodman – Sin Miedo a Nada
Por Marco Antonio Mena
Indiscutiblemente, las cosas a nuestro alrededor están cambiando vertiginosamente… para bien o para mal, y la música es un protagonista de estos cambios. La música, lo que es “top” en radios, nuevos rostros y tendencias que se suman al amplio abanico de opciones, son parte de este acelerado mundo. Es por ello que muchos artistas quedan en el olvido por no adecuarse a los tiempos y, rápidamente, quienes emergen según lo imperante logran ocupar lugares de privilegio en la industria. Los más inteligentes se reinventan y logran sobrevivir.
La escena musical cristiana no está ajena a esta realidad y vemos como muchos rostros nuevos surgen y otros desaparecen tan rápido como nacieron. Sin embargo, aquí aun persisten y están vigentes nombres como el de Lilly Goodman, quien con tres producciones en su hoja de vida, aun logra sorprender y cautivar, y prueba de ello es lo que se aprecia en su reciente cuarto disco de estudio, Sin Miedo a Nada, un trabajo inteligente, sólido y que fusiona algo de lo conocido con una dosis de nuevos horizontes, tanto en lo musical como en lo lírico, cuya voz es una de las mejores del medio.
11 son las canciones que dan vida a esta producción, la cual cuenta con interesantes elementos que permiten apreciar calidad y visión, así como una clara intencionalidad lírica que busca resaltar el carácter de Dios en medio de los acontecimientos que el mundo está viviendo. Es un disco testigo de la realidad y que anhela entregar una palabra de consuelo, esperanza, restauración y, lo más importante, destacar el gran amor de Dios por sus hijos y por toda la humanidad, queriendo ser la paz y el sosiego en medio de las tempestades de la vida.
Aquí hay dos elementos que hacen de Sin Miedo a Nada un trabajo digno de destacar. Primero, musicalmente, Lilly crea una atmosfera que fusiona lo que le ha hecho popular en sus discos anteriores: pop y balada, pero que ahora incursiona en los ritmos latino/tropicales, parte de su esencia y de la cultura de su tierra natal, República Dominicana, y que no había abordado en sus trabajos anteriores y que ahora lo hace con un resultado sorprendente, que realmente gusta y agrada. El segundo elemento a resaltar es el hecho de que, en esta oportunidad, Lilly se ve más involucrada en el área de composición. Con el dominicano Juan Carlos Rodríguez, quien también es el productor del disco, comparte el protagonismo de traspasar sentimientos, emociones y experiencias – vivencias -- que motivan y emocionan al oyente.
También es destacable el elemento músicos invitados en la grabación, entre los que se encuentran Chichi Peralta, percusionista y productor dominicano reconocido a nivel mundial, además de Abel
Campos, reconocido violinista de la ciudad de Los Ángeles, entre otros muy importantes y talentosos músicos.
¡Pero veamos que es Sin Miedo a Nada! El disco abre con una suave balada orgánica titulada “Al Final”, retrato de experiencias de vida donde lo inexplicable es parte del diario respirar pero que encuentra sentido en medio de la confianza de que Dios está en medio de estas circunstancias. El sonido pop es lo que arremete en “Ni Por Un Momento”, la que tiene como inspiración a Romanos 7, la cual describe la lucha entre el bien y el mal [que mora en nosotros], mostrando que se puede ir por el camino correcto cuando se decide no cambiar la esperanza que da sentido a nuestro vivir.
“Inigualable Sensación” nos envuelve en un cálido pop, con interesantes arreglos programados, la cual nos recuerda que solo en Dios se puede vivir sin temor y con la certeza de estar cautivos por el amor su amor. Ese amor es lo que, emotivamente, se describe en “Tu Amor No Tiene Fin”, una hermosa balada que da paso a “Yo Sin Ti”, el primer elementos con aire caribeño del disco, rica y rítmica canción que, por medio de su contagiosa y gratificante alegría, nos inserta en un cálido momento de alabanza que retrata nuestra dependencia de Dios.
La canción que da título al disco, “Sin Miedo a Nada”, es como el ingrediente que hace latir fuertemente el corazón, un canción potente, musical y líricamente, que nos insta a creer, a confiar y a permanecer aun en medio de las luchas e incertidumbres… enfatizando nuestra prioridad de que nada debe apartarnos de Dios. Una cautivamente pieza de adoración se vierte en “En Momentos Así”, la cual da paso a “Encontrarte”, retrato de una vida agradecida por haber encontrado a Dios, su amor, su fidelidad. “El Equipaje” nuevamente nos adentra en los sonidos latinos, y aquí prosigue con la idea de una vida restaurada, que nos invita a despegarnos de las cosas que no nos permiten disfrutar de las bendiciones que Dios nos quiere da.
El disco empieza a despedirse con dos motivadoras canciones. “Demasiado Para Creer”, es una personal descripción de una relación personal con Dios, de cómo lo impensable se transforma en algo que vas mucho más allá de lo esperado, de sueños y metas cumplidas… resultado de la fidelidad y promesas de Dios. “La Fuente Eres Tú” cierra el disco con un mensaje basado en el Salmo 42, una oración por nuevas fuerzas, por una necesaria renovación, por llenarse de la fuente que sustenta y alimenta nuestra fe.
Sin Miedo a Nada es, indiscutiblemente, es un disco maduro, sólido y mucho más personal. Se respira ese sentimiento de amor por Dios y de ese querer decir que “lo que yo he vivido también lo puedes vivir tu”. Eso es lo que Lilly Goodman nos quiere transmitir a través de este gran trabajo, un álbum emotivo e íntimo; pensamientos, reflexiones y vivencias que buscan llenar de esperanza y motivación el peregrinar de todo cristiano. Sin Miedo a Nada es un álbum al borde de la perfección, que sabe leer “el termómetro” de lo que el oyente necesita escuchar. Las palabras sobran, o faltan, a la hora de decir lo que este disco es o significa, pero, por sobre todo, el nos dice que “es posible vivir sin miedo a nada” con Jesús a nuestro lado.
